Crisis humanitaria: Solidaridad abajo, negocios arriba
X Raúl Zibechi/ Enviado X ALAI AMLATINA
Pasada la conmoción mediática
provocada por la oleada de inmigrantes, comienza a cobrar forma lo que hay
detrás del fenómeno: desde las guerras e invasiones desatadas por la OTAN en
Medio Oriente hasta el interés del gran empresariado alemán para hacerse con
mano de obra barata para impulsar sus exportaciones.
LA POBLACIÓN EUROPEA oscila entre dos reacciones extremas:
la solidaridad y el rechazo. Fueron muchas las manos tendidas en diversos
países hacia los extranjeros que buscan un lugar a la sombra del desarrollo
europeo, mostrando un sentimiento internacionalista que se mantiene vivo pese a
la criminalización de los medios. Pero los fascistas también mostraron las
uñas, dispuestos a saltar a la yugular de los nuevos migrantes, culpables para
ellos de todos los males que aquejan al viejo continente.
La principal noticia de esta semana fue el anuncio Ángela
Merkel de que su país se compromete a recibir a 500.000 refugiados cada año, lo
que en su opinión cambiará profundamente el país. Este año aceptará unos 800.000 extranjeros, cuatro veces más que el
anterior. Lejos quedan los demás países
europeos. Según el plan del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude
Juncker, todo el continente debería acoger a 120.000 refugiados como “un primer
paso”.
Por su parte, el presidente de la Unión Europea, Donald
Tusk, advirtió que “la ola de migración no es un incidente aislado sino el
principio de un éxodo real, lo que significa que tendremos que tratar con este
problema en los próximos años” (Pagina 12, 9 de setiembre de 2015).
Sin embargo el país donde la llegada masiva de refugiados
amenaza profundizar la crisis es Grecia. El ministro de Migraciones dijo que la
isla de Lesbos está “a punto de explotar”. Unas 30.000 personas se encuentran
en varias islas del mar Egeo, 20.000 de ellas sólo en Lesbos cuya población
apenas sobrepasa los 80.000 habitantes.
SOLIDARIDAD ABAJO. La iniciativa del papa Francisco de que cada
parroquia reciba un refugiado es, apenas, la expresión de un sentimiento
fraterno que atraviesa buena parte del continente. Mientras el gobierno español
sigue empeñado en reducir la cantidad de refugiados a recibir, “una ola de
rebeldía crece tanto en los ayuntamientos como en las calles y pide la apertura
de fronteras y la acogida de las personas refugiadas que tratan de buscar asilo
en Europa” (Diagonal, 9 de setiembre de 2015).
Decenas de ciudades españolas se han sumado a la red
impulsada por la alcaldesa Ada Colau desde Barcelona, denominada “ciudades
refugio”, donde se “organizan censos de miles de familias dispuestas a ofrecer
su casa para la acogida, listados de profesionales que puedan dar apoyo
psicosocial, legal, sanitario, lingüístico o de otro tipo, habilitación de
espacios municipales”, entre otras.
Más allá de la respuesta institucional, han nacido grupos
autoorganizados como la iniciativa alemana Refugees Welcome. “El 3 de
septiembre, una reunión organizada por la Asociación de Sin Papeles de Madrid
para canalizar la frustración e indignación ciudadana en propuestas de acción,
acabó desbordando las expectativas y se convirtió en una asamblea
multitudinaria que tuvo que ser trasladada a una plaza de la capital y que ha
sembrado el germen de un movimiento organizado desde abajo que busca ir más
allá del asistencialismo” (Diagonal, 9 de setiembre de 2015).
SOS Racisme, Stop Mare Mortum, Refugiados Bienvenidos, la
Red Asturiana de Familias de Acogida de Refugiados son algunas de las plataformas
que reclaman la apertura de fronteras y la libertad de movimientos. El
ayuntamiento de Barcelona anunció que no hará distinción entre refugiados de
diversos países ni entre éstos y los migrantes, abriendo un debate que minimiza
las diferencias entre guerras y crisis económicas como causantes del traslado
masivo de personas hacia Europa.
“Ya es hora de empezar a cambiar el concepto de persona
refugiada y ampliarlo también a los refugiados por motivos económicos”, señala
la portavoz de Stop Mare Mortum. En su opinión, la Unión Europea es responsable
por la venta de armas a países en conflicto y el impulso de políticas
económicas que están en la base de la migración masiva.
Sin embargo, el diario británico Sunday Express alertó que
“más de cuatro mil terroristas del Estado Islámico llegaron a Europa haciéndose
pasar por refugiados” (Russia Today, 7 de setiembre de 2015). Según el medio,
el destino de buena parte de los supuestos terroristas sería Alemania y Suecia,
cuestión que al parecer conocen los servicios de seguridad de los países
europeos. La ultraderecha encuentra así un punto de apoyo a sus campañas
xenófobas que, con toda seguridad, crecerán en los próximos meses.
NEGOCIOS ARRIBA. “Si somos capaces de integrarlos
rápidamente en el mercado laboral, no sólo estaremos ayudando a los refugiados,
sino también a nosotros mismos”, dijo el jefe de la poderosa Federación de la
Industria Alemana Ulrich Grillo (Business Insider, 7 de setiembre de 2015). El
principal patrón alemán es un fuerte partidario de la inmigración ante el
creciente envejecimiento de la población europea.
Según un informe de la Unión Europea, citado por el diario
italiano La Repubblica, en Europa hay cuatro personas en edad de trabajar por
cada jubilado pero en 2050 habrá sólo dos si las cosas no cambian (Pagina 12, 9
de setiembre de 2015). El continente tendrá necesidad de 42 millones de “nuevos
ciudadanos que paguen sus impuestos y contribuciones, para que la población
anciana pueda seguir cobrando su jubilación y otros beneficios”.
Pero los industriales hacen además otros cálculos. El
desempleo en Alemania se encuentra actualmente en su nivel más bajo desde la
reunificación, pero se estima que faltan 140.000 ingenieros, programadores y
técnicos en la industria, mientas en el sector de la salud el faltante de mano
de obra calificada es de unas 40.000 plazas sólo para este año. El think tank
Prognos anticipa que “la escasez de trabajadores cualificados se elevará a 1,8
millones en 2020, y hasta 3,9 millones en 2040, si no se hace nada” (Business
Insider, 7 de setiembre de 2015).
Antes de contratar y formar a un inmigrante las empresas
deben demostrar que no hay candidatos alemanas para ese puesto. Pero una vez
tomada la decisión, “quieren una garantía de que un aprendiz que adquieren no
será deportado de un día para otro”. El Estado, por su parte, financia el
aprendizaje del idioma alemán.
“Las personas que llegan aquí como refugiados deben
convertirse rápidamente en nuestros vecinos y nuestros colegas”, dijo el
Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales Andrea Nahles, cuyo ministerio
flexibilizó las reglas para que los extranjeros puedan trabajar como
temporarios en prácticas.
Dos tercios de los refugiados son migrantes económicos y
sólo el tercio restante provienen de países en guerra: Siria (20 por ciento),
Afganistán (7 por ciento) e Iraq (3 por ciento), aunque otras fuentes aseguran
que la mitad de los que cruzan el Mediterráneo son sirios (Russia Today, 10 de
setiembre de 2015). La inmensa mayoría no son familias sino hombres solos de 18
a 34 años. En ese tramo de edad y género espera reclutar sus nuevos
trabajadoras la gran empresa alemana, la más robusta del continente.
Grillo lo dice sin vueltas: “Me distancio muy claramente de
los neonazis y de los racistas que se reúnen en Dresde”, dijo a fines del año
pasado. “Debido a nuestra evolución demográfica, garantizamos el crecimiento y
la prosperidad con la inmigración” (AFP, 23 de diciembre de 2014). Lo que no
dice es que los salarios que pagan a los inmigrantes son mucho más bajos que
los perciben sus conciudadanos.
Pero la política alemana está despertando recelos en los
demás países de la Unión, que no se muestran entusiasmados con las propuestas
de abrirse a los migrantes.
La candidata de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen, culpó
a Alemania por sus políticas que afectarán al conjunto de la Unión Europea.
“Alemania está tratando de bajar los salarios y de reclutar esclavos a través
de la inmigración masiva”, dijo en Marsella (Russia Today, 7 de setiembre de
2015). Agregó que el país de Merkel “busca gobernar nuestra economía y quiere
obligarnos a aceptar cientos de miles de solicitantes de asilo”, dijo Le Pen,
adelantando que Francia no abrirá sus puertas a la “miseria del mundo”.
Parece evidente que la cohesión europea será puesta a prueba
por la masividad de la inmigración, ya que no todo parecen congeniar con la
apuesta alemana y los más siguen temiendo que la fractura social se profundice
en la sumatoria de crisis e inmigración.
Fuente: Agencia Latinoamericana de Informacion